- Josefina Esquivel Bravo (+)
- Muere locataria del mercado
- Ofertaba verduras; era viuda
- Fue mamá de Félix Regalado
Rodolfo Hernández Alvarado
LEÒN, GTO. 20 DE MAYO 2024.- El dos de abril pereció Josefina Esquivel Bravo -de 93 años de edad-. Perteneció a los comerciantes fundadores del mercado San Miguel, en los setenta.
Nació en el Barrio de San Miguel el ocho de enero de 1931. Casada con el señor Manuel Regalado Arredondo, como matrimonio procrearon a: Sanjuana, Leonardo, Ana Bertha, José Félix, José Apolonio, Yolanda Guadalupe, María Salud Evelia y José Guadalupe.
En 1978 quedó viuda y cargó con la responsabilidad de sostener a sus ocho hijas e hijos. Por eso, se vio obligada a ejercer el comercio en el jardín de San Miguel.

“Vendía verdura como papas, cebollas, jitomates, en bolsitas y el suelo. Pero cuando se estrenó el mercado de San Miguel, el gobierno municipal le asignó un local para que vendiera sus verduras; por eso le estaba muy agradecida al gobierno” recordaron sus hijos: María Salud Evelia y Félix Regalado Esquivel.
“Fue una mujer muy luchona, nos dio muchos consejos; era muy bien hecha en su trabajo… pelaba muchos nopales para cocerlos y venderlos; vendía mucha verdura”, recordó su hija.
“Mi mamá nos dio estudios, pero yo no quería hacer tareas … yo ya no quise seguir en la escuela. Ella estaba dispuesta a pagar para que fuéramos a la escuela”, añadió.
A la muerte de su marido, Doña Josefina continuó atendiendo el local de verduras que tenía en el mercado para sostener a sus ocho hijos e hijas.
Aunque formó una familia numerosa, sólo María Salud Evelia y Félix fueron sus hijos que más tiempo la auxiliaban en su local de verduras.
A Doña Josefina le correspondió sepultar a sus padres, a su esposo y a dos de sus hijos -una hija y un hijo-. “Fue una mujer muy fuerte y luchona; fue una mujer que pudo con todo”, destacó su hija Evelia.
Como comerciante, entre sus consejos y recomendaciones era siempre tratar con respeto a la clientela; nunca pelear ni entre nosotros ni con el cliente. A su vez era enérgica, pero para nuestro bien -compartió su hija-.
La señora Josefina dejó su puesto del mercado al traspasárselo a su hijo Félix -quien había sido futbolista con el Unión de Curtidores en segunda y primera división-, y “volvió a vender su verdura fuera del mercado”.
“También hacía pipián molido y lo vendía”, recordó su hija.
La vida de Doña Josefina fue de más de sesenta o setenta años ejerciendo el comercio.
La muerte de su hijo José Guadalupe -hace siete años- le impacto profundamente; y dejó de vender sus verduras. Pero “le ayudaba a mi hermano Félix a pelar nopales; era muy buena para pelar nopales, para quitarles las espinas, picarlos y cocerlos”, relató Evelia.
Hace algunas semanas Doña Josefina sufrió una caída que le generó complicaciones de salud; estuvo internada en una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por aproximadamente tres semanas; luego la dieron de alta para que estuviera en su casa, falleciendo el dos de abril.
DEVOTA
“Mi madre fue muy católica, participaba cada año en la peregrinación de los comerciantes a la catedral; le gustaba mucho cantarle a la Virgen. Era devota del Sagrado Corazón de Jesús, del Señor de la Misericordia, de San Judas Tadeo. También le gustaba ir a San Juan de los Lagos para visitar a la Virgen; y nos llevaba caminando”, refirió su hija Evelia.
El miércoles tres de abril al medio día se le celebró una misa de cuerpo presente en la parroquia de San Miguel. Posteriormente se le dio cristiana sepultura en el panteón San Nicolás; ahí le cantaron “Una página más”.
Descanse en paz Doña Josefina.